natural y sostenible, ¿siempre de la mano?

La sostenibilidad no es algo pasajero y ha venido con fuerza para quedarse entre nosotros.
Uno de los grandes compromisos de la industria del perfume es que hoy, y de cara al futuro, todo sea sostenible. Pero ¿qué significa ser sostenible en el mundo de la perfumería? Si buscamos en el diccionario la palabra sostenible encontramos esta definición:
“La sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer a las necesidades de las generaciones futuras, al mismo tiempo que se garantiza un equilibrio entre el crecimiento de la economía, el respeto al medioambiente y el bienestar social.”
Por lo tanto, si lo extrapolamos a las fragancias, sostenibilidad indica que se utilizan fórmulas respetuosas con el entorno, usan packagings reciclados y hay una responsabilidad social para su fabricación. Hablamos entonces de una fragancia ‘eco-friendly’. Es decir, que ha sido creada por una empresa que protege y respeta el medio ambiente y a la sociedad, y sigue unas buenas prácticas éticas y morales.
Por lo tanto, podríamos pensar ¿el perfume entonces, para ser sostenible, tiene que ser natural?
A esta cuestión debemos contestar: no necesariamente el hecho de ser natural implica sostenibilidad, y el hecho de no ser natural implica no serlo. Algo puede ser natural y no ser, o ser, poco sostenible.
En el caso que algo natural haya sido obtenido de manera que no se haya respetado la naturaleza, estaríamos ante un producto natural pero no sostenible. Por lo tanto, un perfume cuyas materias primas son de origen natural, tiene que certificarse conforme se ha respetado el ciclo natural de la misma y que las condiciones de trabajo han sido las idóneas. Por esa regla de tres, elaborar en laboratorio materias primas que en su origen natural no son sostenibles, como por ejemplo las notas animales o los almizcles, haría que estas materias primas, aunque no son naturales, sí son sostenibles.
En definitiva, el hecho de que un perfume sea sostenible no va ligado a la naturalidad de sus materias primas, sino a que los métodos de obtención de estas hayan cumplido con ciertos criterios éticos y sostenibles. Se trata de que cuidemos nuestro planeta con estos pequeños gestos y, de esta manera, a parte de perfumarnos cada día, dejaremos para las futuras generaciones un mundo mejor.

Isabel Bureba – Perfumista