Qué mundo tan complicado el de las emociones, los sentimientos, la salud mental, los pensamientos,… no soy psicóloga pero sí voy al psicólogo y eso, entre muchas otras cosas, me ha hecho darme cuenta que las emociones que tenemos a lo largo de nuestro día a día, todas ellas tienen un olor.
Cuando en este mundo frenético y sin pausas, nos paramos e intentamos analizar nuestros sentimientos, vemos que todas las situaciones que vamos viviendo, afectan a nuestro estado físico y emocional.
Me gustaría hablaros hoy de este último. Os voy a poner un ejemplo:
Mi padre tiene Alzheimer. Así de duro pero así de cierto.
Desde hace 9 años aproximadamente del primer diagnóstico, intento analizar las distintas situaciones que hemos ido viviendo y como ellas han marcado mi salud mental.
Cuando pienso en esos momentos, me vienen imágenes a la cabeza, pero, sobre todo, me vienen olores. Y es que la información olfativa, tras pasar por el bulbo olfatorio, llega a la corteza cerebral. La ubicación de la parte de la corteza donde se procesa el olfato es clave en su capacidad de evocar emociones y recuerdos. Así conseguimos que un olor se grabe de forma única y profunda en nuestro cerebro.
Recuerdo el olor de la sala del neurólogo que nos iba a dar el informe que lo cambiaria todo.
Recuerdo el olor del apartamento de la playa donde vivía mi padre, cuando teníamos que ir todos los días a revisar que estuviera bien.
Recuerdo el olor de su ropa cuando hicimos las maletas para llevarle más cerca de donde nosotros vivimos.
Recuerdo el olor de la cocina la primera vez que no supo hervir unos macarrones.
Recuerdo el olor del día de mi boda, donde me acompañó del brazo. “Papá, qué bien hueles!” le dije. Y él me contestó “Hija, como siempre!”.
Recuerdo el olor de la habitación del hospital donde di a luz por primera vez y que mi padre, después de estar encerrados por pandemia, pudiera venir durante una hora a conocer a su nieta.
Recuerdo tantísimos olores de esta época que nos ha tocado vivir. Algunos me evocan sensaciones buenas, otros no tanto.
Relacionado de forma muy estrecha con el poder que tiene el olor para evocar recuerdos personales, se encuentran las emociones. Las emociones ayudan a que un recuerdo sea más significativo y dure más a lo largo del tiempo.
De esta manera, utilizando el olor como clave sensorial para estimular a los enfermos de Alzheimer, contribuimos a una mejor recuperación de los recuerdos.
Mi padre tiene una enfermedad crónica, pero que todos los días tenga un recuerdo bonito a través del olfato, es algo que no se me olvidará jamás.
Recordad, el olor no se olvida.

Nelly Di Mercurio Garcia – Adjunta a Dirección